La fabricación de síntomas y signos de una enfermedad por parte del paciente para generar ayuda, compasión, admiración y atención médica, es una situación identificada como Síndrome de Münchausen. Este fue el síndrome que se detectó en la madre de un niño de 3 años y medio, quien tuvo que ingresar en repetidas ocasiones al centro hospitalario chileno Carlos Van Buren, en Valparaíso, por causa de supuestas secreciones en los oídos.
El diagnostico oficial que se le dio al niño fue una otitis media crónica, de la cual los doctores no encontraban causa. Ya que el pequeño respondía de manera positiva a los tratamientos aplicados durante la hospitalización, el problema volvía solo cuando era dado de alta.
Luego de tratar recurrentemente al niño durante dos meses, los doctores empezaron a sospechar que la madre del niño le estaba aplicando alguna sustancia irritante en el oído. Ante esta hipótesis, la madre negó tal afirmación hasta el final.
La actitud preocupada de la madre respaldaba su posición. Pero pasados siete meses luego de la primera hospitalización del niño, la madre de otro niño que compartía la sala se dio cuenta de que la madre en cuestión le estaba inyectando un medicamento al otro pequeño sin autorización médica.
Ante esta situación y a pesar de haber sido amenazada por la otra madre, la mujer que descubrió lo sucedió, lo comentó con el grupo médico quienes llamaron a la policía, y finalmente al registrarla encontraron jeringas escondidas en la ropa y debajo de la cama del pequeño. Por lo cual, se emitió una orden de alejamiento de la madre y como el niño empezó una pronta mejoría.
Así fue como, se estableció que quien estaba realmente enfermo no era el niño sino la madre, quien padece el Síndrome de Münchausen por poder (SMPP), en estos casos la persona a cargo de un paciente, normalmente la madre o cuidadora de un menor, es quien fabrica esos síntomas o enfermedades.
Se considera, una forma de maltrato infantil, que con frecuencia pasa desapercibida para médicos y autoridades durante meses o años.