Aditivos alimentarios comunes pueden presentar riesgos para la salud de los niños

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Debido a la creciente evidencia de que algunos químicos aditivos presentes en los colorantes de los alimentos, los preservativos y los materiales para empaque pueden ser nocivos para la salud de los niños, la American Academy of Pediatrics (AAP) hace un llamado urgente en su nueva declaración de política para trabajar en las reformas necesarias para el proceso regulatorio de los aditivos alimentarios de los Estados Unidos.

De acuerdo con la declaración publicada en el número de agosto del 2018 de Pediatrics titulada, “Los aditivos alimentarios y la salud del niño” (en inglés), algunos de los químicos permitidos en la actualidad deberían ser restringidos, especialmente a los niños.

Un número creciente de estudios sugiere que algunos aditivos alimentarios pueden interferir con las hormonas de los niños, su crecimiento y desarrollo, de acuerdo con la declaración de política y su informe técnico anexo. Algunos podrían incluso aumentar los índices del riesgo de la obesidad infantil, que se han triplicado desde los años 1970.

Los Estados Unidos permite el uso de más de 10.000 aditivos para preservar, empacar o modificar el sabor, apariencia, textura o los nutrientes en los alimentos. Muchos tienen aprobaciones protegidas obtenidas durante los años 1950, y casi 1.000 aditivos se usan bajo un proceso de designación conocido como “reconocido generalmente como seguro” que no requiere la aprobación del Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés).

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“Existen deficiencias críticas en el proceso vigente para regular el proceso de los aditivos alimentarios, que no hace lo suficiente para cerciorarse de que todos los químicos que se añaden a los alimentos sean lo suficientemente seguros para ser parte de la dieta de la familia”, dijo el Dr. Leonardo Trasande, MD, MPP, FAAP, miembro del Consejo de la Salud Ambiental de la AAP y autor principal de la declaración de política. “Como pediatras, estamos muy preocupados por las brechas significativas de información sobre los efectos de muchos de estos químicos en la salud de los bebés y los niños”.

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Algunos aditivos se añaden directamente a los alimentos, mientras que los aditivos “indirectos” pueden contener químicos del plástico, pegamento, tintes, papel, cartón y diferentes tipos de recubrimientos usados para el procesamiento y el empaque. Los aditivos de mayor preocupación, basados en evidencia citada en un creciente número de estudios mencionados en el informe, incluyen:

  • Bisfenoles,  como el BPA, usados para endurecer los envases plásticos y envasados de latas, que puede actuar como el estrógeno en el cuerpo y potencialmente cambiar el tiempo de la pubertad, disminuir la fertilidad, aumentar la grasa corporal y afectar el sistema nervioso e inmunitario. El BPA se prohíbe ahora en los biberones de bebés y vasitos para sorber.
  • Los ftalates que hacen flexible los plásticos y los tubos de vinilo usados en la producción industrial de los alimentos, podrían afectar el desarrollo de los genitales masculinos, aumentar la obesidad infantil y ser un factor en la enfermedad cardiovascular. En el 2017, la Comisión de Seguridad de Productos del Consumidor prohibió el uso de algunos ftalates en productos para el cuidado infantil, tales como los anillos para dentición.
  • Los químicos de perfluoroalquilo (PFCs) que son usados para que el papel y el cartón de los empaques sean resistentes a la grasa, pueden reducir inmunidad, peso del nacimiento y fertilidad. La investigación también revela que los PFCS pueden afectar el sistema de la tiroides, que es fundamental para el metabolismo, la digestión, el control muscular, el desarrollo del cerebro y la fortaleza ósea.
  • El perclorato que se añade al empaque de ciertos alimentos secos para controlar la electricidad estática, se sabe que puede afectar la función de la tiroides, el desarrollo temprano del cerebro y el crecimiento. 
  • Los colorantes artificiales de los alimentos que son comunes en algunos productos alimentarios de los niños, pueden estar ligados al empeoramiento de los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Los estudios citados en el informe revelaron que un número significativo de niños que eliminaron los colorantes sintéticos de los alimentos de sus dietas vieron una disminución de los síntomas del TDAH.
  •  Los nitratos/nitritos son usados para preservar los alimentos y realzar su color, especialmente en carnes procesadas y curadas. Estos químicos pueden interferir con la producción de la hormona tiroides y la habilidad de la sangre de transportar oxígeno al cuerpo. Los nitratos y nitritos también están ligados a los cánceres del sistema gastrointestinal y el sistema nervioso.

El potencial efecto nocivo de los aditivos alimentarios son una preocupación especialmente en los niños, de acuerdo con la AAP. Los niños son más susceptibles a la exposición de químicos debido a que comen y beben más que los adultos basados en su peso corporal y porque todavía están creciendo y se están desarrollando.

“Los químicos que afectan el sistema endocrino, por ejemplo, pueden tener efectos duraderos en un niño ya que las hormonas coordinan funciones complejas en todo el cuerpo”, dijo el Dr. Trasande. “Incluso pequeñas interrupciones en momentos críticos durante el desarrollo pueden tener consecuencias para toda la vida”, dijo el doctor. Los costos estimados por servicios médicos debido a alteraciones químicas del sistema endocrino se estiman en aproximadamente 340 mil millones de dólares al año.

Entre sus recomendaciones, la AAP hace un llamado para un proceso más estricto y transparente del proceso de designación conocido como “reconocido generalmente como seguro”, incluyendo nuevos requerimientos para examinar la toxicidad antes de su uso en el mercado y re-examinar los químicos aprobados previamente.

“Es necesario que realicemos más investigación para entender mejor cómo los aditivos alimentarios afectan la salud humana”, dijo la doctora. Jennifer Lowry, MD, FAAP, presidenta del Consejo de Salud Ambiental de la AAP. “Es de suma importancia volver a examinar ciertos químicos con creciente evidencia de riesgos, pero también a aquellos con información basada en métodos anticuados de evaluación o de estudios en animales”. Se señala un reciente estudio de cerca de 4.000 aditivos alimentarios que reveló que 64 % de ellos no contaban con investigación que demuestra que son seguros para que la gente los coma o los beba.

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Algunas de las recomendaciones de la AAP podrían requerir de acción del congreso. Por ejemplo, la FDA en la actualidad carece de la autoridad que necesita para examinar datos existentes de los aditivos que ya están en el mercado o de volver a evaluarlos para determinar si son seguros para el consumo de las personas. Entre tanto, la AAP recomienda medidas de seguridad simples para que las familias puedan reducir las exposiciones a los químicos de mayor preocupación. Entre estas están:

Compre y sirva más frutas y verduras frescas o congeladas, y menos carnes procesadas, especialmente durante el embarazo.

Debido a que el calor puede hacer que se filtren el BPA y los ftalates del plástico en los alimentos, evite usar el microondas para calentar alimentos o bebidas en plástico (tales como las fórmulas infantiles y la leche materna extraída), tanto como sea posible. También evite poner plásticos en el lavaplatos.

Use otros productos que no sean de plásticos, tales como envases de vidrio o acero inoxidable, cuando sea posible.

Trate de evitar plásticos con códigos de reciclaje 3 (ftalates), 6 (estireno) y 7 (bisfenoles) a no ser que sean identificados como bioproducto o cerámica en verde (sin cocer), lo que significa que están hechos del maíz y no contienen bisfenoles.

Lávese las manos bien antes y después de tocar los alimentos y limpie todas las frutas y verduras que no se puedan pelar.

“A pesar del difícil clima político, se necesita urgentemente que las personas a cargo solucionen este problema”, dijo el Dr. Trasande, “empezando por cambiar la supuesta creencia de que los químicos que se añaden a los alimentos son seguros”.

Fuente: Sociedad Americana de Pediatría

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