En el pasado, era muy común que a los niños les extrajeran las amígdalas y la adenoides. Actualmente, los médicos saben mucho más acerca de las amígdalas y la adenoides y son más cuidadosos acerca de sus recomendaciones para extraerlas.
Las amígdalas son masas de tejido en forma de óvalo y de color rosado ubicadas a ambos lados de la garganta. La adenoides es parecida a las amígdalas y está ubicada en la parte superior de la garganta, sobre la úvula y detrás de la nariz. Las amígdalas y la adenoides son parte del sistema de defensa de su cuerpo contra las infecciones
La amigdalitis es una inflamación de las amígdalas normalmente debido a infecciones. Hay varios signos para determinar si se tiene amigdalitis, tales como lo siguiente:
- Amígdalas rojas e hinchadas
- Una substancia blanca o amarilla que cubre las amígdalas
- Una voz gutural
- Una garganta adolorida
- Incomodidad o dolor al tragar
- Nódulos linfáticos (glándulas) hinchados en el cuello
- Fiebre
Los síntomas de una adenoides agrandada
No es fácil darse cuenta en todas las ocasiones si la adenoides de su niño(a) está agrandada. Algunos niños nacen con una adenoides más grande. Otros niños podrían tener un agrandamiento temporal de la adenoides debido a resfriados u otras infecciones. Eso es especialmente común entre los niños pequeños. La hinchazón constante puede causar otros problemas de salud, tales como infecciones de oídos y de senos nasales (sinusitis). He aquí algunos signos de agrandamiento de la adenoides:
- Respirar por la boca en lugar de respirar por la nariz la mayoría del tiempo
- La nariz suena como si estuviera tapada cuando el(la) niño(a) habla
- Tener una respiración ruidosa durante el día
- Roncar de noche
Tanto las amígdalas como la adenoides podrían estar agrandadas si su niño(a) tiene los síntomas mencionados arriba, además de lo siguiente:
- Una respiración que se detiene por un corto período de tiempo por la noche al roncar o al tener una respiración ruidosa (a eso se le llama “apnea”).
- Sofocamiento o jadeo durante el sueño.
- Dificultad para tragar alimentos, especialmente alimentos sólidos.
- Una voz gutural constante, incluso si no se tiene amígdalas.
Tratamiento para las Amígdalas
Si su niño(a) tiene cualquiera de estos signos o síntomas de agrandamiento de las amígdalas o de la adenoides y no parece mejorarse por un período de varias semanas, hable con su pediatra. En el caso de muchos niños, las amígdalas y la adenoides se agrandan sin tener una infección obvia. Muchas veces vuelven a encogerse sin darles tratamiento.
De acuerdo a las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, su pediatra podría recomendar que se realice la cirugía debido a las siguientes condiciones:
- Hay una hinchazón de las amígdalas o de la adenoides que hace la respiración normal difícil (eso podría incluir el síntoma de la apnea).
- Las amígdalas están tan hinchadas que su niño(a) tiene problemas para tragar.
- La adenoides está lo suficientemente agrandada que hace la respiración incomoda y altera el habla y posiblemente afectará el crecimiento normal de la cara. En dicho caso, se podría recomendar cirugía para extraer la adenoides solamente.
- Su niño(a) tiene infecciones de oídos o de los senos nasales a pesar del tratamiento. En dicho caso, se podría recomendar cirugía para extraer la adenoides solamente.
- A su niño(a) le da dolor de garganta severo demasiadas veces cada año.
- Los nódulos linfáticos bajo la quijada inferior están hinchados o adoloridos por al menos seis meses, incluso si se da un tratamiento de antibióticos.
A pesar de que dicha cirugía no es tan común como antes, algunos niños necesitan que les extraigan las amígdalas y/o la adenoides. Si su niño(a) necesita que la hagan cirugía, asegúrese de que sepa qué pasará antes, durante y después de la cirugía.
Consulte siempre con su pediatra, debido a que también puede ayudarle a usted y a su niño a comprender la operación y hacer que sea menos alarmante durante el proceso.