La muerte es uno de los temas más difíciles de abordar con un niño. Sin embargo, es parte inevitable de la vida, y por ello, los niños tienen derecho a entenderla. Y, aunque es cierto que hablar de ello no resuelve todos los problemas, si no se habla se pueden crear tabúes y limitaciones a la hora de comprender el significado de la muerte y los sentimientos que genera.
La mayoría de los niños saben acerca de la muerte desde muy pequeños. Escuchan hablar de ella en cuentos, programas de televisión o encuentran insectos y pájaros muertos en el campo o en la calle. No obstante, hay aspectos de la muerte que los niños no logran comprender, por ejemplo, que sea permanente, inevitable y que le pasa a todo el mundo. Tampoco pueden comprender que estar muerto significa que el cuerpo ya no funciona.
Por ello, los argumentos o palabras que se usen para explicar la muerte a los niños o el momento escogido para hacerlo, dependerá de la edad que tengan. Y dependerá también de las propias experiencias, creencias, sentimientos y circunstancias, puesto que cada situación es, de alguna manera, diferente.
A continuación algunos consejos para hablar con los niños de la muerte:
No evites sus preguntas
Es normal que tu hijo muestre curiosidad acerca de la muerte, incluso aunque no haya muerto un ser querido. Responde sus preguntas acerca de la muerte y no temas leer cuentos que aborden el tema. De hecho, hablar de la muerte cuando no está sucediendo en la familia es una buena forma de ayudarlo a que entienda cuando suceda. No tengas miedo de leerle historias donde los abuelos o las mascotas mueren.
Dale respuestas breves y sencillas
Los niños de corta edad no pueden manejar demasiada información a la vez. A esta edad, es más útil explicar la muerte en términos de funciones físicas que han cesado, en lugar de meterte en una complicada explicación de una determinada enfermedad. También es importante que tengas en cuenta que si le estás explicando a tu hijo una muerte por enfermedad, le dejes muy claro que si él se enferma con un resfriado o con gripe, esto no significa que vaya a morir. Explícale que la gente enferma de maneras diferentes.
Expresa tus propias emociones
Guardar luto es un proceso importante para superar la muerte, tanto para niños como para los adultos. No asustes a tu hijo mostrándote exageradamente triste, pero tampoco ignores el tema. Explícale que los adultos también necesitan llorar y que estás triste por esa persona que ha muerto. Tu hijo es muy consciente de tus cambios de humor, y se preocupará aún más si siente que pasa algo, pero intentas ocultarlo.
Evita eufemismos
Las frases comunes de los adultos en referencia a la muerte (“descanse en paz”, “sueño eterno”) resultan confusas para un niño, así que no digas que el fallecido está “durmiendo” o que “se ha ido”. Tu hijo puede pensar que cuando se acuesta por la noche también se puede morir o que si te vas al trabajo, no volverás.
Prepárate para diferentes posibles reacciones
Debido a que los niños creen que el mundo gira en torno a ellos, pueden pensar que algo que hicieron o dijeron fue la causa de la muerte. Asegúrate de que tu hijo sepa que no es así. Podría también reaccionar con enojo hacia los médicos, enfermeras e incluso hacia la persona que murió, entiende que esas son algunas formas de manejar su frustración.
Ten en cuenta que el tema surgirá repetidamente
Prepárate para responder las mismas preguntas de tu hijo una y otra vez, ya que comprender la permanencia de la muerte le resulta difícil. También es posible que te haga nuevas preguntas según vaya aumentando su comprensión de la muerte, y mejoren sus habilidades cognitivas. No te preocupes pensando que no le explicaste bien la muerte la primera vez, las preguntas repetitivas de tu hijo son normales, sigue respondiéndolas con paciencia.
Recuerda al fallecido
Los niños necesitan mostrar su luto por la pérdida de un ser querido. A esta edad, tu hijo seguramente no esté preparado para asistir a un funeral, pero si quiere hacerlo explícale de antemano cómo lucirá la persona fallecida, cómo es un ataúd, y qué se hace en los funerales. Si decides no llevarlo, pueden prender una vela en la casa, cantar una canción, hacer un dibujo o soltar al aire un globo. También le ayudará que le recuerdes la buena relación que tenía con la persona que ha fallecido.
Busca ayuda
Si tu hijo pequeño parece tener demasiada dificultad con la muerte, si por ejemplo se muestra aterrado por irse a dormir, o parece deprimido, habla con su médico, quizá te aconseje tomar terapia.