Redacción Pediatría y Familia
Las celebraciones litúrgicas y las procesiones que recorren las calles estos días son un buen momento para hablar a nuestros hijos de cuestiones trascendentes. Seamos o no creyentes, estemos educando o no a nuestros hijos en la fe, lo cierto es que la Semana Santa interpela a los más pequeños que no son ajenos a la realidad de la celebración de este tiempo de la liturgia, crucial para el cristiano.
Ya sea porque ven por las calles las procesiones, porque a través de la televisión tienen las imágenes de la Pasión frente a ellos, es frecuente que los niños nos planteen cuestiones relativas a la fe, la vida y la muerte en estas fechas. Y tenemos que saber cómo explicar la Semana Santa a los niños y contestar a sus preguntas y curiosidades.
Una oportunidad para los padres no creyentes
Para los padres no creyentes, la Semana Santa será una oportunidad para explicar a los pequeños que hay personas que creen en la existencia de Dios. Fomentaremos en ellos un espíritu tolerante y dialogante que facilite su inserción en la sociedad. Al mismo tiempo, no debemos obviar la cultura de intrincadas raíces cristianas en la que vivimos y les explicaremos algunos pasajes del Nuevo Testamento que les serán imprescindibles para comprender, el día de mañana, asignaturas tan importantes como Historia o Arte.
Un momento fundamental para los padres creyentes
Respecto a los padres creyentes, la Semana Santa es un momento fundamental para hablar a nuestros hijos del sentido profundo de los misterios de la fe. Son días en los que se puede explicar a los niños cómo los coetáneos de Jesús no consiguieron entender su mensaje y por eso querían matarlo. Y de ahí, les explicamos que su reino no era de este mundo.
La rica variedad de la imaginería de nuestros países tiene representaciones muy reales de algunas escenas de la Pasión que llevan a los niños a preguntarse por el dolor. Es fundamental que, junto al hecho del sufrimiento que no debemos eludir, expliquemos la importancia de la redención y dejemos claro que lo importante es que resucitó. Para un niño pequeño, con la mente muy abierta, es sencillo pensar que se puede volver a la vida desde la muerte o que se puede vivir eternamente en el cielo porque no parten de otros datos conocidos.
Cuando nos interpelan sobre el dolor, podemos ayudarles a entender lo que significa el amor de Dios. Cristo, en la cruz, descansa de sus heridas de la misma manera que ellos se acurrucan en los brazos de los padres cuando se han caído y se han hecho un raspón en la rodilla. También será el momento adecuado para abordar la cuestión de la misericordia y el perdón puesto que el sentido último de la Resurrección no es otro que invitarnos a todos al cielo.