No los maltrates. ¡Edúcalos!

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No los maltrates. ¡Edúcalos!

Para muchos, la rebeldía y el descontrol de los niños y adolescentes son motivados por la incapacidad de los padres en su educación; y que tampoco son capaces de pegarles a sus hijos cuando lo merecen.

¿Qué opinas al respecto?

Primero, conozcamos la opinión de algunos de los expertos. La Academia Estadounidense de Pediatría plantea rotundamente que el castigo corporal o el uso de golpes como una forma de reglamentar aumenta la agresividad en los niños, hecho que ocurre a largo plazo. Por otro lado, afirman que este método no provee al niño enseñanza de responsabilidad o autocontrol.

Efectos secundarios

¿Nunca habías pensado si esto tiene algún efecto secundario?

Resulta que, cuando castigamos a nuestros hijos, estamos penalizando una conducta, es cierto. Su efecto es rápido, también. Cuando se le prohíbe hacer algo como dejar de jugar con sus amigos y de usar el computador estamos imponiendo al niño lo que debe hacer. Es una sencilla manera de corregir estos comportamientos inadecuados. Dándole donde más le duele, ¿cierto?

Pero, según expertos, el castigo corporal o el uso de azotes como herramienta disciplinaria a largo plazo aumenta la agresividad en los niños pequeños y es ineficaz para enseñar la responsabilidad y el autocontrol.

Incluso, investigaciones más recientes han evidenciado que este método podría provocar daño en el desarrollo normal del cerebro del niño.

El maltrato verbal también les afecta

Este tipo de maltrato también resulta perjudicial para tu hijo. Son diversas las investigaciones que han verificado que gritar o avergonzar al niño eleva las hormonas del estrés. Además, suscita cambios en la arquitectura del cerebro. 

En general, estas reprimendas están asociadas a un mayor riesgo de trastornos de salud mental y a problemas cognitivos.

Y entonces, si el castigo no funciona, ¿qué debo hacer para corregir la conducta de mis hijos y enseñarles a comportarse? Es importante saber que las nalgadas no son una estrategia disciplinaria apropiada o efectiva, pues, aunque parecen interrumpir el mal comportamiento de un niño, aumentan la agresión y la ira.

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