Para los adultos es bien conocido el síndrome postvacacional, un cuadro psicológico en el que se resisten a regresar al trabajo y retomar su vida diaria llena de cuentas por pagar, tareas pendientes y poco tiempo libre.
Sin embargo, el síndrome postvacacional no es una condición exclusiva de los adultos. Investigaciones recientes en torno al tema han descubierto que este síndrome se presenta también en los niños y adolescentes.
En el caso de los niños y jóvenes, los psicólogos advierten que es una manifestación normal, con síntomas físicos y emocionales, ante el inminente regreso al colegio. Como en todos los seres humanos, la adaptación e interiorización de los cambios en nuestros modos de vida hace parte de un proceso paulatino pero no imposible.
Por lo regular esta depresión postvacacional se supera al cabo de unos días o un par de semanas. Sin embargo, si el malestar físico del niño persiste es probable que la causa no tenga nada que ver con esta condición emocional.
Tips para identificarlo:
- Variación del apetito: algunos niños pueden comer más y otros pueden mostrar inapetencia.
- Trastornos del sueño: debido a la ansiedad, muchos niños no logran conciliar el sueño durante su horario habitual. Otros pueden evitar levantarse a la hora acostumbrada para prepararse.
- Dificultad para concentrarse: al regresar al colegio, el niño no muestra interés por las actividades que se hacen en el aula de clase.
¿Cómo superar el síndrome postvacacional?
Como padres es nuestro deber ayudarle a nuestros hijos. Sobre todo si están pasando por una situación agravante del síndrome como un cambio de ciudad y escuela o el apego excesivo por la familia, si son muy pequeños.
Para ayudarlos se pueden tomar varias medidas. Entre ellas está recordarles las buenas experiencias vividas en el entorno escolar y la posibilidad de conocer nuevos amigos, organizar juntos los útiles escolares, dedicarles tiempo en casa para repasar y mantener una actitud positiva ante el regreso al colegio.