La vitamina D es fundamental para el adecuado desarrollo óseo de los niños y para su correcto crecimiento. Esta suele obtenerse principalmente del sol, pero también resulta fundamental la alimentación para gozar de sus beneficios.
Las importancia de las vitaminas radica en que son moléculas que el cuerpo no sintetiza y que necesita en pequeñas cantidades para mantener un correcto funcionamiento del organismo y en el caso de la vitamina D, es clave para realizar diferentes tipos de actividades.
Además de encargarse de mantener los huesos fuertes y saludables, también es clave para el buen funcionamiento del sistema inmunológico, nervioso y muscular
Cómo obtener vitamina D
La principal fuente de esta vitamina sin duda es el sol, por lo que se recomienda que tanto niños como adultos tomen diariamente al menos 15 minutos de sol al día, cuidando no exponerse en horas en las que se puedan presentar quemaduras o irritación en la piel por las altas temperaturas, si es posible, puedes hacerlo en horas de la mañana cuando el sol apenas empieza a salir y no es tan picante.
Recuerda no exponerlos por periodos muy largos ya que puedes ocasionar quemaduras o envejecimiento en la piel desde temprana edad.
Otros aportes
La alimentación también puede ayudarte a fortalecer esta vitamina, sin embargo, los aportes que se obtienen de la misma son más bajos. Algunos de los alimentos con mayor cantidad de vitamina D son: huevos, pescados (salmón, trucha, atún), leche, yogur, queso o hígado.
¿Qué enfermedades pueden aparecer por la falta de esta vitamina?
En época de invierno o durante episodios como por el que atravesamos en este momento la deficiencia en la vitamina es alta por la falta de exposición solar y por el bajo aporte que se puede obtener de otras fuentes como la alimentación.
Las principales afecciones se evidencian en los huesos, llegando a ocasionar desde raquitismo hasta fracturas, así como problemas de huesos blandos y pérdida de densidad ósea.
La necesidad de esta vitamina es fundamental sobre todo en edad temprana, en mujeres embarazadas y en mayores de 65 años.