8 consejos para que tus hijos se acuesten temprano

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Marta Ivelisse Vélez

Redactora de Pediatría y Medicina de Familia

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Cómo establecer una rutina de sueño

  1. Establecer una hora. Hay que elegir una hora a partir de la cual, sin protestar, el niño tenga que irse a la cama. Hay que hacer entender a los niños que este momento va a ser inamovible. La hora fijada dependerá de las costumbres de cada cultura, del momento de la cena y el desayuno. Como norma general, los niños de etapas infantiles deben dormir entre 11 y 12 horas. En la educación primaria se puede reducir a 10 u 11 horas y en la adolescencia dormirán entre 8 y 9, pero nunca menos.
  2. Momento de ocio antes de esta hora. Antes de que se vaya a la cama, el niño puede disfrutar de un tiempo de diversión con juegos de mesa o la lectura de un cuento. De esta forma, el niño estará tranquilo antes de dormir. Es clave evitar que este rato esté destinado a videojuegos o a la televisión, porque estaremos accionando el cerebro del niño y dificultaremos que sienta la necesidad de irse a dormir..
  3. Ofrecer seguridad. Es posible que a algunos niños les de miedo quedarse a solas por la noche. Para que este temor desaparezca, se puede acondicionar la habitación de los niños con elementos de “seguridad” como lamparitas, peluches e incluso una linterna para manejarse en la oscuridad para que puedan ir al servicio en plena noche.
  4. Firmeza ante todo. Puede ser que en alguna ocasión el niño quiera ver alguna serie o una película que se emite en televisión. Pero hay que mostrarse firme en este momento y no permitir ninguna permuta. Se le debe explicar al pequeño que tiene que descansar y en otro momento realizará estas actividades.
  5. No vincular la cama con el castigo. Irse a la cama es algo necesario, sano, bueno,, no un castigo. Por ello se deben evitar los comentarios del tipo “como te portes mal, te vas a la cama” ya que se transmitirá que mandar al niño a dormir es una respuesta a su mal comportamiento y que por tanto no va a ayudar a crear este hábito.
  6. Cansar al niño. Si durante el día el niño se ha cansado practicando ejercicio y realizando diversas actividades, será más fácil que al final de la jornada esté cansado y quiera irse a dormir. Mantenerse ocupado durante el día creará el clima perfecto para la noche.
  7. En el sofá no se duerme. Hay niños que después de un día duro se quedan dormidos en el sofá. A los hijos hay que explicarle que se duerme en la cama y que cuando sienta cansancio, debe retirarse a su cuarto para disfrutar del sueño.
  8. Evitar cenas copiosas. Una cena pesada supone una digestión pesada. Una comida ligera ayudará a que puedan conciliar de mejor forma el sueño sin sentirse mal por haber comido demasiado. Si podemos organizar nuestros horarios, es bueno que haya un tiempo de asueto entre el momento de la cena y el de marcharse a la cama.

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