El granuloma umbilical es el sobrecrecimiento de tejido que aparece durante el proceso de cicatrización del ombligo en las primeras semanas de vida. Por lo general, suele tener un aspecto rojizo y húmedo, como un bulto rojo o rosa y en algunas ocasiones puede presentar secreciones.
Una vez los recién nacidos son dados de alta, van a casa con un trozo del cordón umbilical pinzado que no debe tocarse hasta que este se caiga por sí mismo, entre una o dos semanas después del nacimiento. Por lo general, en este proceso no se presentan complicaciones, el cordón se desprende y da paso al granuloma.
Si es una condición normal, ¿los granulomas deben ser tratados?
La respuesta es un rotundo sí. Los granulomas son una especie de herida abierta, foco de infecciones y bacterias que podrían significar dificultades de salud para el niño.
Los especialistas recomiendan el uso del nitrato de plata al menos una o dos veces por semana hasta que el profesional lo indique, teniendo en cuenta algunas precauciones para evitar quemaduras o manchas en la piel alrededor del ombligo.
Ahora bien, si el granuloma no mejora visiblemente, se debe acudir con el pediatra por riesgo a que pueda tratarse de defectos congénitos como onfacele (conexión directa a la vejiga) o presistencia conducto onfalomesentérico (conexión directa al intestino), aunque ambos casos suelen ser poco frecuentes.
Evita infecciones en el ombligo del bebé
- Lávate las manos antes de tocar el ombligo del bebé.
- Limpia frecuentemente el ombligo con agua durante el baño, sin frotarlo.
- Mantén la zona seca y cubierta con una gasa previamente esterilizada que debe cambiarse frecuentemente, especialmente si se moja.
- En algunos casos puede ser necesario el uso de antisépticos tópicos, siempre bajo supervisión del médico.