Actualmente, los métodos para adelgazar y desintoxicar el organismo ha ganado mucha popularidad entre los adolescentes y jóvenes adultos que buscan perder peso de manera rápida sin medir las consecuencias que esto puede significar para su conducta alimenticia y su salud.
Algunos expertos afirman que el ayuno puede ser una conducta de riesgo, ya que puede propender a los jóvenes a adquirir hábitos alimentarios deficientes y favorecer la aparición de algunos trastornos como la bulimia, y condiciones como el sobrepeso o anorexia.
Ahora bien, esta práctica inicialmente proviene de tradiciones religiosas y/o creencias personales, pero desde hace un tiempo, a través de redes sociales se ha potencializado como método de dieta milagrosa que aparentemente no requería supervisión de expertos, lo cierto, es que como adultos y padres tenemos un papel fundamental en este caso.
Influencia social
Mediante los dispositivos electrónicos, los menores están expuestos a todo tipo de información, sea útil o no. Para nadie es un secreto que atravesamos una epidemia mundial de obesidad y de otras condiciones relacionadas con la alimentación, de manera que algunas organizaciones enfocadas a la nutrición han estado creando estrategias para desmentir las dietas milagrosas que más allá de cumplir con su función de adelgazar, aumentan el riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes, desarrollar distintos tipos de cáncer, problemas renales, deficiencias hepáticas, entre otros.
Adicional a esto, también lidiamos con la necesidad de los jóvenes de difundir una imagen irreal de sus vidas, sus cuerpos y sus pensamientos, todo esto causado por estereotipos innecesarios en la sociedad en la que vivimos. Esto no hace más sino aumentar el riesgo de desencadenar conductas alimentarias que pueden ser perjudiciales para la salud, como el uso de laxantes, las dietas restrictivas y el ayuno sin orientación, porque adelgazar no se trata de no comer, sino de comer bien.
Consecuencias de las malas prácticas de ayuno para jóvenes
- No hay una garantía de pérdida de peso permanente en el organismo
- Aumenta el riesgo trastornos de la conducta alimentaria
- Expone a los jóvenes a padecer de alteraciones renales, intestinales y cardiovasculares
- Contribuye a la debilidad, cansancio excesivo, falta de concentración
- Provoca alteraciones en el ciclo menstrual femenino
- Retrasa o estanca el crecimiento
- Interfiere con la correcta función de los órganos del cuerpo
Los hábitos alimentarios que se adquieren durante la infancia son de vital importancia, ya que son base fundamental de la conducta alimentaria en la adolescencia y en la vida adulta. Como padres tenemos la labor y el deber de brindar un acompañamiento a nuestros hijos en todos los cambios que decidan hacer y que involucren su salud.
En caso de que sea necesario que el menor adelgace, lo más sano es consultar con un nutricionista las alternativas existentes para lograr el peso ideal sin comprometer su salud física y emocional.
Ahora bien, si tu hijo(a) ha disminuido su alimentación o salta comidas, lo ideal es poder conversar con él en un ambiente amigable sin reproches, conocer sus razones y explicarle las consecuencias. De nuevo, no es un proceso que el joven atraviesa solo, debe contar con un acompañamiento, apoyo y supervisión de un profesional.