El vínculo afectivo puede traducirse como el apego que sienten padres e hijos entre sí. Este apego, si se desarrolla correctamente en la infancia, puede garantizar alta autoestima, confianza en los demás y buenas relaciones personales en la adolescencia y en la adultez.
Crear un vínculo afectivo es un proceso gradual, que no sucede en minutos o en un par de horas. Es cierto que algunos padres sienten un apego al bebé inmediato, mientras que otros requieren de días o de un par de semanas para forjarlo; sea cual sea el caso, los neonatos están preparados para apegarse de inmediato.
El vínculo afectivo debe fortalecerse desde el embarazo
Mucho se habla de los beneficios tanto a corto como a largo plazo, que tiene desarrollar el vínculo fetal. Eso de que los bebés pueden sentir y escuchar desde el vientre no es un mito, todo lo contrario. Por ello es que especialistas recomiendan hablarles, acariciarles, cantarles, etc.
Ahora bien, el vínculo afectivo no debe correr por cuenta únicamente de la madre, sino también del padre quien debe involucrarse 100% en estas actividades. Actualmente, los hombres pasan más tiempo en casa comparados con los padres de generaciones anteriores, lo que permite un acercamiento más estrecho con el bebé en el embarazo, y después del nacimiento.
Fortalece el apego con tu bebé
En el caso de las madres, la lactancia es uno de los momentos naturalmente perfectos para crear y fortalecer la confianza. Ten en cuenta que los bebés responden positivamente al tacto y al olor de sus padres, de forma que un buen inicio puede ser mecerlo, acunarlo, acompañarlo mientras duerme y tener un contacto frecuente de piel con piel.
Para algunos padres adoptivos, la creación del vínculo puede ser un motivo de preocupación al no sentirlos tan propios como los padres biológicos, sin embargo, el proceso de adaptación a la familia es exitoso, y se acoplan perfectamente. En ambas circunstancias, pueden poner en práctica las siguientes actividades de vinculación temprana:
- Presencia activa en el parto.
- Participación activa de ambos padres en actividades como la alimentación, los cambios de pañal, los baños y la asistencia en las noches.
- Fomentar actividades como la lectura o el canto.
- Imitar balbuceos y los primeros intentos de comunicación.
- Repetir sus movimientos.
- Mimarle, acariciarle, besarle y abrazarle constantemente.
Recuerda que este modelo es el más importante para las relaciones que el bebé establecerá en un futuro. Las acciones y las actitudes que tomamos en el presento, son resultado de las experiencias tempranas que tenemos con nuestros padres y con las personas que influtyen en nuestra infancia.
Retraso del fortalecimiento del lazo afectivo
El aumento de la producción hormonal durante la gestación sigue teniendo una gran influencia incluso después del parto. No todas las mujeres viven el embarazo de la misma manera, por lo que formar un vínculo puede resultar más complicado. Esto puede ser resultado de un parto difícil, desorden hormonal o depresión postparto.
Por otra parte, si se trata de un parto prematuro, o si el bebé requiere pasar algún tiempo en las Unidades de Cuidados Intensivos, a pesar de que no haya un contacto completo, también es posible e igual de importante fortalecer los lazos afectivos con él.
El personal médico estará en toda la disposición de brindar el equipo necesario para que pueda haber un contacto físico, incluso poder cargarlo, sostenerlo y dormirlo en brazos. En estos casos, menos que nunca, es importante que el bebé sepa reconocer la voz de sus padres y responda ante su contacto.
Nunca sobra consultar con profesional de la salud en caso de que, como padres, sientan que los vínculos afectivos no se están solidificando ni fortaleciendo. El hecho de buscar asesoría no significa que estemos haciendo algo mal, sino todo lo contrario. Recordemos siempre que las experiencias del embarazo y la maternidad son distintas para cada familia, y no necesariamente atraviesan por las mismas situaciones.