La fiebre se produce cuando una parte de nuestro cerebro llamada el hipotálamo aumenta la temperatura corporal por encima de su nivel normal.
La temperatura normal del cuerpo es alrededor de los 98.6 grados Fahrenheit o 37 grados centígrados. El hipotálamo trabaja como un termostato interno y reajusta el cuerpo a una temperatura más alta como respuesta a una infección, enfermedad o algunas otras causas.
Los bebés, en especial los recién nacidos, pueden tener fiebre si están demasiado abrigados o se encuentran en un lugar caluroso, ya que no son capaces de regular su temperatura corporal. Sin embargo, debido a que la fiebre puede ser indicio de una infección grave en los recién nacidos, incluso los bebés que han sido abrigados en exceso deben ser examinados por un médico si tienen fiebre.
La mayoría de las fiebres en niños se deben a una infección. La fiebre es un mecanismo de defensa del cuerpo contra bacterias y virus ya que éstos prefieren una temperatura corporal normal. La fiebre, en adición, le da una señal al cuerpo para que produzca más células blancas y anticuerpos para luchar contra la infección.
Algunas de las infecciones más comunes asociadas a fiebre son las infecciones del tracto respiratorio y del tracto gastrointestinal. Estas pueden estar causadas por bacterias o por virus.
En muchos casos la fiebre va a estar acompañada de otros síntomas como:
- Tos
- Gotereo nasal
- Vómitos
- Diarrea
Sin embargo, también hay muchas infecciones virales que causan fiebre sin ningún otro síntoma, como por ejemplo la roséola, puede causar tres días de fiebre muy alta seguidos de una erupción en la piel.
Otras infecciones más graves causadas por bacterias, tales como la meningitis, las infecciones del tracto urinario, o la bacteriemia; también pueden causar fiebre alta sin presentar ningún otro síntoma específico.
La Academia Americana de Pediatría (AAP) recomienda a los padres llamar a la oficina de su médico si su niño presenta una temperatura mayor o igual a:
- 100.4 f (38.0 C) y tiene dos meses de edad o menos
- 101.0 f (38.30 C) si tiene entre 3 y 6 meses de edad
- 103.0 (39.40 C ) si es mayor de 6 meses
Si el niño come y toma líquidos bien, está alerta y sonríe y tiene la piel de color normal es posible que no tenga nada grave pero es importante tomarle la temperatura apropiadamente usando un termómetro.
Termómetros
Los termómetros digitales miden la temperatura de manera rápida y precisa. Se utilizan para tomar la temperatura oral, rectal o axilar. Los termómetros electrónicos de oído miden la temperatura en el interior del conducto auditivo. Son precisos y fáciles de usar en niños mayores, pero no son tan precisos como los digitales en bebés menores de 3 meses ya que ellos tienen un canal auditivo pequeño y estrecho.
El método más preciso para tomar la temperatura en un bebé menor de tres meses es midiendo la temperatura rectal con un termómetro digital. En bebés mayores de 3 meses podemos utilizar el termómetro digital para medir la temperatura rectal o el electrónico para medir la temperatura en el canal auditivo. Al tomar la temperatura rectal siempre se debe utilizar un lubricante como la vaselina.
Si el infante tiene fiebre es importante mantenerlo en un ambiente fresco, vestirlo con ropa ligera, ofrecerle líquidos y darle acetaminofén en una dosis recomendada por el pediatra. Nunca debe administrarse aspirina pues este medicamento se asocia al síndrome de Reye, una enfermedad poco frecuente pero muy seria.
También se recomienda bañar al infante con agua templada, nunca con agua fría ni con alcohol. Los baños fríos y las bolsas de hielo pueden causar escalofríos y aumentar aún más la temperatura corporal.
En adición a la fiebre hay signos y síntomas en el bebé que requieren que sea evaluado por su pediatra
Estos incluyen: diarrea o vómitos persistentes, pobre apetito, erupción en la piel o signos de deshidratación como que orine menos de lo usual o no tenga lágrimas cuando llora. De presentar síntomas como irritabilidad, llanto inconsolable o débil, somnolencia, flacidez, dificultad para respirar, piel moteada o con moretones, convulsiones o cianosis el bebé debe ser llevado de inmediato a una sala de emergencia. En adición, es importante recordar que una temperatura más baja de lo normal (menos de 970 F o 360 C) en un bebé recién nacido o prematuro podría ser un signo de una infección severa.
Los bebés que padecen de enfermedades crónicas como anemia falciforme, enfermedad congénita cardíaca, displasia broncopulmonar e inmunodeficiencias entre otras deben ser evaluados por su pediatra o en una sala de emergencia siempre que presenten fiebre.
Por: Inés O. Esquilín Rivera, M.D., Infectóloga Pediátrica