¿Te has fijado que constantemente te refuerzan que es fundamental hacer un método de estudio? Tú, como padre, constantemente te las ingenias y te esfuerzas en hacerle todo un esquema que le permita a tu hijo fortalecer sus herramientas para que pueda aprender los contenidos.
Sin embargo, el trabajo de descubrir cuál de todas las herramientas es la mejor, es una constante búsqueda que a veces es demasiado larga. Cabe recordar que cada niño es diferente y, como tal, necesita un método de estudio que se ajuste a su forma de ser.
Es importante elegir un método de estudio según la personalidad
La importancia de encontrar un método de estudio adecuado a la personalidad de un niño es muy importante en la etapa escolar. Sin embargo, sobre esa misma indagación, también he podido evidenciar que este problema del método de estudio se traspasa cuando los jóvenes pasan a la universidad.
Fíjense que uno de las mayores dificultades es justamente descubrir cuál de todas las estrategias y dinámicas de aprendizaje me sirven para enfocar mi formación. Incluso esta dificultad se traspasa al momento de entrar al mundo laboral, porque como no me conozco no soy capaz de trabajar según mi propia personalidad.
Pues bien, mi objetivo con este artículo es ayudarte a ti, como padre, a encontrar el mejor método de estudio para tu hijo teniendo en cuenta su personalidad. Para eso, la intención es presentar una serie de reflexiones sobre los temperamentos o estructuras de nuestra forma de ser e indicar aquellas estrategias de estudio que se puedan adaptar mejor según el temperamento de cada uno.
Los 4 tipos de temperamentos según la forma de ser de los niños
Para empezar realizaré una pequeña introducción de los temperamentos.
Los cuatro temperamentos del ser humano son: Sanguíneo, Colérico, Melancólico y Flemático.
1. Temperamento Sanguíneo
Los sanguíneos son gente muy activa, alegre, de esos que les encanta ser el centro de la fiesta. Tienen un sistema nervioso rápido, casi instantáneo, y se caracterizan por ser muy sensibles. Por lo mismo, una persona sanguínea es extrovertida, casi un libro abierto. De esta forma, el método de estudio que más se ajusta al temperamento sanguíneo es aquel que basado en hacerse preguntas y dialogar con otros para aprender.
2. Temperamento Colérico
La persona con este temperamento tiene un sistema nervioso rápido, conciso y muy irascible. Es muy ordenado y con una estructura de pensamiento tan alta que es posible que tenga muchas habilidades de liderazgo. Un elemento importante es que es perfeccionista. En este caso, por tanto, el método de estudio para el temperamento colérico se basa en la elaboración de mapas conceptuales o resúmenes planificados.
3. Temperamento Melancólico
Es muy sensible emocionalmente y con una tremenda vida en su interioridad. Se dice que es el temperamento más rico de todos dado que es el único que tiene una capacidad de reflexión muy potente que le permite analizar y descubrirse mucho más profundo que otras personas. Partiendo de esta forma de ser, aquel con un temperamento melancólico necesita un método de estudio que busque la comprensión de los contenidos y la relación de estos con la experiencia personal.
4. Temperamento Flemático
El flemático tiene un sistema nervioso equilibrado. Es tan normalizado que es muy difícil identificar si se encuentra enojado, triste o alegre. Nunca pierde la compostura y nunca se le nota enfadado, por lo cual suele ser el temperamento más agradable de todos, pero a la vez el más misterioso. Es por ello que el mejor método de estudio para aquel con un temperamento flemático es aquel que es muy organizado y planificado.
Nuestra idea es a partir de estos temperamentos descubrir nuestras propias estrategias de estudio. Y eso es significativo, ya que dichas herramientas permitirán a cada uno darle un sentido y una identidad a su propio trabajo. Esto es muy positivo, ya que dejará una huella muy potente porque fue capaz de proyectar su propia identidad en su vida actuar.
“Creo que de una manera u otra aprendemos quienes somos realmente y luego vivimos con esa decisión“, dijo una vez Eleanor Roosevelt. Hagamos realmente ese ejercicio para que en nuestro intento de aprender mejor sea una puerta para aprender mejor de uno mismo.
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