Involucrar a los más pequeños desde edad temprana, en el cuidado de una mascota les hace más responsables y emocionalmente sanos.
Lo primero que tienen que tener en cuenta los niños es que las mascotas no son un juguete y que no es un capricho esporádico. Adoptar un animal requiere de una profunda reflexión en la que debe estar implicada toda la familia, incluidos los más pequeños. Cuidar de una mascota contribuye en el desarrollo educativo y social de los niños y los obliga a asumir responsabilidades.
Aunque el cuidado principal de la mascota corresponda a los adultos, se puede empezar pidiéndoles colaboración en las distintas tareas cotidianas, que pueden ir desde cambiarle el agua a limpiarle la arena o acompañarlos en sus paseos por el parque. Prácticamente todos los niños en algún momento han incluido la petición de una mascota en su lista de regalos.
Una decisión consensuada
Como decimos, se trata de una decisión que hay que tomar con calma y en la que se debe involucrar a todos los miembros de la familia, ya que es importante tener en cuenta el estilo de vida de cada casa, el espacio que tendrá el animalito, las condiciones económicas de la familia y el tiempo que se requiere para los cuidados.
«Una mascota no es un juguete, sino un ser vivo, y eso conlleva una responsabilidad. Pero los niños también pueden beneficiarse de crecer con animales», afirma Ignacio Duch, I&D manager de Sanicat.
En concreto, la compañía de una mascota contribuye en el desarrollo educativo, emocional y social de los niños (por ejemplo, ayudan a aquellos niños con déficit de atención e hiperactividad a centrar su atención); los obliga a asumir responsabilidades, facilita su comunicación y a aprender valores como el respeto por los demás. Lo primero que hay que explicar al niño es que una mascota es un ser vivo y hay que respetar su espacio y su personalidad y, sobre todo, los momentos de descanso y comida.
Responsabilidad paso a paso
«Hay que tener claro que el cuidado de la mascota no se les puede delegar por completo a los más pequeños de la casa; el responsable es el adulto. Sin embargo, en función de su edad, pueden ir asumiendo poco a poco algunas responsabilidades», explica Ignacio Duch.
Se puede empezar pidiéndoles colaboración para ciertas tareas cotidianas, como proporcionarles comida, cambiarles el agua, cepillar su pelo y, en el caso de los gatos, también pueden ayudar a limpiar su arenero, siempre con supervisión de un adulto. Esto último, además, puede ser de mucha ayuda para explicar a los más pequeños la importancia de cuidar el medio ambiente.
«La adopción de un perro o un gato, además de contribuir a que sea una persona responsable desde pequeño, es una buena oportunidad para que aprenda a ser un individuo que colabore con el cuidado del planeta, ya sea a través del uso de productos sostenibles o eliminando sus desechos de manera correcta», añade Ignacio Duch. En definitiva, no cabe duda de que la relación con una mascota solo traerá beneficios para los niños si se entabla de manera correcta.
Esto se logra explicándole y recordándole cuestiones indispensables, como la responsabilidad y el respeto hacia todos los seres vivos. De esta manera, el pequeño crecerá feliz con su amigo peludo, que seguramente se convertirá también en un gran aliado para sus juegos y alguna que otra travesura.
Según su edad y responsabilidad
Desde Hogarmania.com recalcan que si nuestro hijo pide una mascota hay que pensarlo bien y actuar de manera consecuente. No hay que ceder a su capricho si cree que después no lo va a atender como debe ser.
Esa es una de las premisas de que muchas mascotas acaban abandonadas… y en este caso no solo nos referimos a perros o gatos; sino también pequeños roedores, tortugas e incluso pájaros. Aquí ponemos unas recomendaciones respecto a la edad en que nuestro hijo puede empezar a tener una mascota, repito con responsabilidad y siempre con la supervisión de un adulto.
-A partir de los cinco años puede encargarse de aquellas mascotas que no requieren demasiadas atenciones como: tortuga, un pez, hámster, conejo o cobaya. Podrán encargarse de su comida y su bebida (el adulto debe recordárselo hasta que lo haga una costumbre). También puede participar en la limpieza de la jaula, pecera o terrario. Eso si también deben saber que los animalillos necesitan tranquilidad y no tienen que estar todo el tiempo cogiéndolos. Ellos tienen su intimidad.
-Entre los seis y siete años un gato puede ser también una mascota apropiada , pero en el caso de los perros es mejor esperar al menos hasta los 10 años, ya que además de alimentarlos y jugar con ellos, tendrán también que sacarlos a pasear. En este caso hay que tener en cuenta además el tamaño del can, que debe ser proporcional a la fuerza del niño para que sea capaz de controlarlo en todo momento.
Además de la edad, debes pensar en la personalidad del niño y su grado de responsabilidad, no todos los niños de 10 años son lo suficientemente maduros para cuidar de un perro o un gato. En el caso de un perro, deberemos acompañarle durante los primeros paseos hasta que tengamos la seguridad de que puede hacerlo solo.
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