La educación de los hijos es una de las prioridades más importantes de los padres. Desde escoger una buena escuela, hasta pretender que sepan incluso más de lo que deberían aprender.
En este afán por satisfacer sus propias expectativas, los padres suelen cometer algunos errores a la hora de la enseñanza de sus niños, por lo que, se debe tomar consciencia de las equivocaciones más comunes.
Así que, te traemos unos puntos sobre lo que no debes hacer a la hora de comenzar a crear una rutina para las tareas de tus hijos.
- Hacer la tarea en cualquier sitio (cocina, transporte público, escaleras, etcétera). Es importante que los niños experimenten, a través de la repetición de patrones, la tranquilidad de la concentración intelectual.
- Protestar sobre la cantidad de tarea de nuestros hijos, ya que los niños percibirán que, desde el hogar, se respetan las decisiones del profesor cuando se consideran pertinentes. Esto fomentará valores como el esfuerzo y el trabajo.
- No diferenciar entre hacer la tarea por los niños y hacer la tarea con los niños. Si los adultos realizan las tareas de los niños, se evita que aumenten su capacidad de disciplina, aprendizaje y trabajo.
- Considerar que las tareas no sirven. De hecho, las tareas son excelentes oportunidades para aprender a trabajar de manera autónoma, mientras se recibe la guía por parte de los padres. En esta posición, los padres tienen la responsabilidad de explicarles las dudas, ayudándoles a encontrar la respuesta por ellos mismos en sus propios libros o investigaciones.
- Asociar la tarea con un regaño. La tarea supone un tiempo de paz, tranquilidad y esfuerzo; por tanto, si el padre regaña y castiga al niño con tareas, se genera una disonancia cognitiva. Es perjudicial, ya que puede producir ansiedad relacionada con la tarea, gritos y regaños.
- Ignorar la importancia de su presencia y apoyo en el acompañamiento escolar. Dejemos los teléfonos inteligentes para trabajar en los vínculos de apego, en el aquí y en el ahora, con nuestros hijos.
- Imponer el control absoluto, volviéndose negligente con las decisiones de los hijos en función de sus deberes. Es difícil, pero hay que aprender a confiar en su capacidad, responsabilidad y creatividad.
- Evitar el diálogo con maestros.
- No reconocer cuáles son las materias que nuestros hijos prefieren. Es mejor adecuar las actividades extraescolares en función de la personalidad e interés del hijo, permitiéndoles tardes de juego y estudio.
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