Por: Redacción Pediatría y Familia
Iniciemos planteando la interrogante: ¿Qué es una vacuna? Se trata un virus o principio orgánico que se aplica a una persona con el fin de preservarla de una determinada enfermedad. Las vacunas, junto a las defensas naturales del cuerpo, generan inmunidad ante determinadas enfermedades. Por este motivo, es una de las mejores formas que tienes para proteger a tu pequeño de algunas enfermedades infantiles graves.
En los primeros años de vida tus hijos son más vulnerables, pues su sistema inmune no se ha desarrollado lo suficiente ante enfermedades contagiosas y peligrosas para ellos. Lo ideal es que vacunes a tu hijo teniendo en cuenta el calendario de vacunación que recomienda el Centro de Enfermedades Contagiosas. Algunas de las enfermedades que previenen las vacunas son altamente letales para niños y bebés, como el sarampión, la tosferina y otros. Estas vacunas deben ser aplicadas antes de los dos años de edad.
Un niño debe ser vacunado unas ocho veces antes de cumplir sus seis años. Cuando nacen, le aplican las vacunas contra la tuberculosis y la hepatitis B. En los siguientes meses se aplican las dosis contra el polio, hepatitis B, difteria, tosferina, rotavirus y neumococo, sarampión, rubeola, paperas, fiebre amarilla y hepatitis A, y otras.
Es responsabilidad de los papás que los pequeños reciban todas las vacunas en las fechas correspondientes. Deben tener en cuenta que, en caso de que el niño se enferme, estas vacunas deben ser reprogramadas. También, se debe prestar especial atención a posibles reacciones alérgicas ante las vacunas. Esto podría representar un riesgo para la vida de tu bebé.