La prevalencia de la hipertensión pediátrica ha aumentado desde 1988 y, sin embargo, con frecuencia la afección no es diagnosticada ni tratada, de acuerdo con un nuevo informe publicado por la American Academy of Pediatrics (AAP).
El informe titulado, “Directrices para la práctica médica para evaluar y controlar la presión arterial alta en los niños y adolescentes” (en inglés) contiene las primeras directrices sobre la presión arterial alta en los niños elaboradas por la Academia.
Aproximadamente 3,5 % de todos los niños y adolescentes sufren de hipertensión, una afección que se presenta cuando la presión arterial permanece anormalmente alta. Aunque la prevalencia de la hipertensión se ha nivelado en estos últimos años, con frecuencia las lecturas de presión arterial elevada no son detectadas ni tratadas, señala el informe.
“Si se diagnostica la hipertensión, hay muchas maneras de tratarla”, dijo el Dr. David Kaelber, MD, PhD, MPH, FAAP, copresidente del Subcomité de la Evaluación y el Control de la Presión Arterial Alta en los Niños de la AAP, quienes elaboraron el informe. “Pero debido a que los síntomas son silenciosos, con frecuencia la afección es ignorada”.
La Academia convocó a un comité de 20 personas para elaborar las nuevas directrices sobre la hipertensión pediátrica basadas en evidencia, las cuales servirán como una actualización de las directrices más recientes publicadas en el 2004 por el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre que fueron avaladas por la AAP. El comité examinó aproximadamente 15.000 artículos publicados desde el 2004 como parte de su trabajo. El nuevo informe se enfoca en el diagnóstico, evaluación y control inicial de la presión arterial anormal en los niños y adolescentes.
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Las directrices incluyen nuevas tablas para la presión arterial basadas en niños con pesos normales. Anteriormente, dichas tablas incluían medidas de presión arterial en niños y adolescentes que tenían sobrepeso o eran obesos —un problema que hace probable el aumento de la presión arterial. Consecuentemente, los nuevos valores de la presión arterial son más bajos que los usados antes de las directrices, y permiten que se realice una clasificación más exacta de acuerdo con el tamaño del cuerpo.
“La prevención y la detección temprana son la clave”, dijo el Dr. Joseph Flynn, MD, MS, FAAP quien fuera el copresidente del subcomité. “Los niveles de presión arterial alta tienden a permanecer hasta la edad adulta, aumentado el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otros problemas. “Cuando detectamos esta afección pronto, podemos trabajar con la familia para controlarla, ya sea por medio de cambios de estilo de vida, medicamentos o una combinación de tratamientos”.
Cuando no es tratada, la hipertensión que permanece por largo tiempo sin ser controlada puede tener efectos perjudiciales para los organismos del cuerpo, tales como el corazón, los riñones y el cerebro.
Las directrices para los pediatras:
- Tomen medidas rutinarias de la presión arterial solamente durante las visitas anuales de cuidado preventivo.
- Sigan una tabla de evaluación más sencilla para identificar la presión arterial que necesita de evaluación adicional.
- Sigan una clasificación simplificada de la presión arterial de los adolescentes de 13 años de edad o mayores que concuerde con futuras directrices de la American Heart Associación (Asociación Americana del Corazón) y la American College of Cardiology (Colegio Estadounidense de Cardiología).
- Usar un control ambulatorio de la presión arterial las 24 horas del día para diagnosticar la hipertensión con más precisión.
- Empezar con medicamentos para bajar la presión arterial si los cambios de estilo de vida no reducen la presión arterial o si el niño sufre de otra enfermedad como la diabetes o la enfermedad renal.
El tratamiento de primera línea sigue siendo los cambios del estilo de vida, ya que existe una alta correlación entre la hipertensión y la obesidad.
“Estas directrices ofrecen una nueva oportunidad para que los pediatras puedan identificar y tratar esta enfermedad crónica, que con frecuencia pasa desapercibida en nuestros pacientes”, dijo el Dr. Kaelber. “Lo más fácil ha sido elaborar las nuevas directrices. Ahora comenzamos con el trabajo más arduo que es implementarlas para ayudar a los niños y a los adolescentes”.