Los golpes en la cabeza son una causa de preocupación para padres y médicos. Sobre todo cuando los niños son muy pequeños y la posibilidad de provocar daños graves es alta.
Un trauma craneoencefálico es el nombre que los doctores dan a los golpes en la cabeza.
Aunque en casi todos los casos, la lesión solo causa un chichón o un moretón en el área, si ésta es moderada o grave se presentan algunos signos a los que debemos estar atentos.
Siempre que un niño sufre un golpe muy fuerte, los padres y doctores deben considerar la posibilidad de daño cerebral. Esto especialmente para bebés y niños entre 0 y 2 años. Debido a que los huesos del cráneo se encuentran en formación, todavía son blandos y no están preparados para brindar una protección a los órganos y músculos de la cabeza.
En todo caso, luego de que el bebé o el niño haya sufrido un golpe, lo primordial es revisar el estado de conciencia del infante. Para esto se pueden hacer en casa varias pruebas físicas como: llamarlo por su nombre o corroborar si reacciona con otros estímulos (por ejemplo: la luz). Si el niño continúa con sus juegos, se mueve y mantiene un buen estado de ánimo es probable que la lesión haya sido leve.
Para tener en cuenta:
Un buen número de traumas craneoencefálicos se producen de manera accidental dentro del hogar. De estos, las caídas desde lugares altos son las causas más frecuentes.
Si notas que el niño sigue con su rutina, puedes aplicar pomadas antiinflamatorias o hielo durante cortos intervalos de tiempo para disminuir la hinchazón y el dolor.
Después del golpe, las siguientes 8 horas son cruciales para identificar si hay daños graves. Los padres, cuidadores y profesores deben estar alerta si el niño vomita, se desmaya, convulsiona, no puede hablar o el dolor en la cabeza es fuerte y persistente.
Ante cualquiera de estas señales, no dudes en llamar a emergencias. Al llegar le harán algunas pruebas para verificar la gravedad del golpe y decidirán el tratamiento más adecuado.
