Por: Redacción Pediatría y Familia
La asertividad es un concepto que cada vez cobra mayor fuerza, ya que la salud emocional y los comportamientos humanos se han convertido en una nueva prioridad. La asertividad es una cualidad o capacidad que permite relacionarnos mejor con otras personas, pues nos permite reconocer en qué momento tenemos un problema o situación desafortunada que debemos solucionar.
Este concepto es imprescindible para que los niños aprendan a manejar sus emociones, dialogar y evitar confrontaciones -a veces- innecesarias. De esta manera, los pequeños comprenden que la vida en sociedad necesita de algunas normas para establecer una sana convivencia.
Además, es una cualidad que afianza la autoestima y da seguridad para tomar sus propias decisiones, aunque no siempre sean acertadas. Sin embargo, los especialistas resaltan que la asertividad es un comportamiento que los niños aprenden con el ejemplo. Es decir que será muy difícil que nuestro hijo sea asertivo, si en casa los adultos no demostramos esta capacidad.
Por eso, en este artículo te presentamos algunas claves importantes que te ayudarán a enseñar esta cualidad a tu pequeño.
Tres tips para enseñar la asertividad en casa
1. Establece acuerdos en casa: Ningún padre está libre de cometer errores, es algo totalmente normal. Sin embargo, debes reconocer cuando te equivoques, diferenciando siempre el ser una buena o mala persona. El hecho de equivocarnos no nos hace malos seres humanos, eso debe saberlo tu hijo para que no tema equivocarse.
2. Solucionen el problema con preguntas: La mayoría de problemas se solucionan con rapidez y facilidad haciendo una simple pregunta: ¿qué te enojó?, ¿qué no te gustó?, ¿qué te desagrada? Si se hacen estas preguntas con calma, sin levantar la voz el niño se animará a contestar y podrán establecer un diálogo en el que dejen atrás sus diferencias.
3. Ignorar al niño hasta que calme su enojo: Esta técnica suele funcionar como método para evitar peleas. Si el pequeño se muestra muy enojado, la conversación debe posponerse para evitar que el niño grite, llore y nos manifieste toda la fuerza de su enojo. Esto no resolverá la situación, ni servirá de puente para una conversación en la que padres e hijos puedan expresar su molestia.
¿Ya conoces estas técnicas? No dudes en aplicarlas lo más pronto posible. Recuerda que la salud emocional también hace parte de su crecimiento y desarrollo.